26 de enero de 2013

¿APRENDEREMOS?

El año 1998 era un cadete bajito y regordete que intentaba terminar las carreras sin que me doblaran los buenos. Ese mismo año el Tour se rompía con el Caso Festina y desde ese momento la EPO, la hormona de crecimiento y la testosterona acompañan al ciclismo año tras año, a pesar de que, escándalo tras escándalo, oigo hablar del nuevo ciclismo.

Fue la primera vez que el dopaje se vio como un problema en el ciclismo a pesar de que su sombra siempre ha estado allí, como es el caso del consumo de anfetaminas en el pasado.

Algunos opinan que la solución es la "barra libre". Indican que así todos competirían en el mismo nivel, pero se equivocan. El más arriesgado seguiría en un nivel superior, y encima, iríamos recogiendo cadáveres. Ahora vivimos una época que nos cuentan limpia gracias al pasaporte biológico, la localización y los controles fuera de competición. Es una lástima que se deba recurrir a estas "violaciones de la intimidad" como opinan algunos pero es que época tras época se lo han buscado. Es más, son los mismos que viven de esto -ciclistas, directores, técnicos, etc- quienes deberían haber visto en los 90 que esto había que pararlo, aunque no parecían tener muchas ganas de hacerlo. Por ejemplo, tras el caso Festina los testimonios hablaban de que la EPO era tan común como las bebidas isotónicas. ¿Hicieron algo? Pues no. Salta el caso Manzano (2004) y hay prisas por callarle. Unos años más tarde la Operación Puerto (2006) demuestra que tenía razón. Riis confiesa (2007) que se dopó durante 5 años y sigue dirigiendo un equipo (SaxoTinkoff ahora). Además, otros escándalos como el Caso Armstrong conocido ahora (1999-2005), el verano de la CERA (Kohl, Riccò, Piepoli, Sella, 2008. Más Di Luca en 2009, cuando ya había sido investigado en el Oil for Drugs de 2003 -veis como no aprenden!-) lo confirman. Al final, casi todos los grandes desde el 96 hasta ahora se han visto envueltos en casos de dopaje.

¿Y ahora, se hace algo? Parece que sí pero también nos lo cantaron antes y el miedo a la mentira ahuyenta a los patrocinadores, y eso que la rentabilidad de la inversión en ciclismo está muy por encima de la de otros ámbitos. Cada nuevo positivo es un paso adelante, pero es que creo que el ciclismo profesional sigue caminando hacia el precipicio.

Y no soy de los que piensan que haya que reducir dureza para evitar el dopaje. La dureza forma parte del ciclismo y de la épica de los primeros tours o clásicas, más aventura tipo Dakar que deporte. El esfuerzo extremo es parte de algunas pruebas del ciclismo en ruta y del BTT Maratón así como existen otras disciplinas más explosivas, como el BTT clásico, el fondo en pista o el ciclocross, junto a otras disciplinas más "atléticas" como la velocidad o el kilómetro.

"Avant l'EPO, je faisais du vélo. Avec l'EPO, j'ai eu l'impression de rouler à Mobylette." Erwann Menthéour

No quiero terminar sin decir que en todos los ámbitos de la vida hay dopados, corruptos, ladrones, mentirosos,... Si hablo de ciclismo es porque amo este deporte. Y si en el fútbol hay dopaje (y seguro que lo hay pues mueve más dinero que el ciclismo) no podemos usarlo como excusa. Lo que tenemos que hacer es arreglar nuestra casa.

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