3 de enero de 2013

MICROSHIFT ARSIS

Tras dos meses de prueba ha llegado el momento de analizar el grupo que he montado para la temporada 2013. Microshift Arsis en color rojo.

Empezamos por la parte estética. Las manetas de cambio-freno parecen de un grupo Shimano de los antiguos, con los cables por fuera, pero con la maneta en carbono. Pesaron 380 gramos. El cambio trasero está muy bien terminado, mezclando aluminio y carbono, con una caja corta de aluminio mecanizado muy bien conseguida. El peso, 198 gramos (igual que un Ultegra). El desviador es quizás la pieza menos conseguida, con estética un tanto antigua. Además sus 95 gramos confirman que no se ha trabajado mucho en él (un Dura-Ace de hace 10 años pesa menos).

En cuanto al tacto de las manetas está muy bien conseguido, ligeramente más pequeño que un Dura-Ace 7800 (el último con cables). Son rígidas y se adaptan bien a la mano. Me encuentro muy cómodo.

Microshift Arsis
Detalle de la maneta
Pasando al funcionamiento de las manetas hay que aclarar que la palanca grande sube marcha y el "botón" pequeño baja. Para aquellos que vengan de Campagnolo no hay problema, sólo cambia el lugar del "botón", justo encima de la palanca grande. Para los Shimano, lo mejor es pensar que llevamos un Shimano eléctrico y entonces las palancas coinciden en situación. El gesto para cambiar de plato no da ningún problema, pues normalmente vamos cogidos de la maneta y no del manillar cuando hacemos este cambio. El problema viene al cambiar piñones si vamos cogidos del manillar, pues el "botón" queda un poco arriba. De todas formas, si llevamos el manillar plano (y no mirando al cielo como lo llevan algunos) en pocos días se coge práctica y lo he usado en competición y no me supuso ningún inconveniente.

Respecto a los cambios, el trasero es muy fácil de regular, con dos tornillos para fijar tope superior e inferior y un tornillo para regular la altura. Una vez regulado, llevo dos meses sin problemas. Además el cambio es potente, más tipo Campagnolo que Shimano. El delantero me dio problemas al inicio. Tiene dos tornillos de tope, como todos los desviadores, pero aún regulando perfectamente el tope superior la cadena se salía si subía de plato con fuerza. El patín interior empujaba demasiado la cadena y no conseguía encontrar el problema. Un poco de bricolaje para ampliar la distancia entre las dos partes del desviador, por donde circula la cadena, solucionó el asunto enseguida. Desplazando la parte interior unos 2 mm no ha vuelto a fallar.

En resumen, salvo los cables por fuera que le dan un toque antiguo, es un gran cambio a un precio asequible. Funciona igual que un Ultegra o un Centaur y es algo más barato, pero sobre todo, da un toque distinto a la bici.

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